Thursday, April 12, 2007

Conversacion con José:
Hace unos días tuve un intercambio de opinión con un alumno de la UCI. El muchacho, parece ser uno de los que tienen el privilegio de integrar las filas de esa institución docente, donde cursan estudios la flor y nata del talento informático cubano.

El intercambio empezó cuando José, no sé si es su nombre real, (si lo fuera tampoco lo revelaría para evitarle cualquier tipo de represalia) se interesó por los comentarios de un amigo quien había hecho contacto con José en uno de esos foros que pululan por el ciberespacio. En este caso fue un foro español.

Si José en vez de entrar a un foro de la Madre Patria, lo hubiera hecho en uno de esos que se desarrollan por los Estados Unidos, infectados de cubanos revanchistas, hubiera sido recibido por una lluvia de improperios. Sin embargo, el joven informático se encontró con un lenguaje llano, sin excesos. Esto llamó su atención, por lo que pidió un intercambio más privado.

Aunque José mostraba inquietud por saber, y hacía por ser diferente tratando de establecer un diálogo ameno y personal, su discurso era semejante al de la propaganda oficial cubana. José decía igualmente que los cubanos que llegaban a los Estados Unidos los esperaban con casa, comida, etc, que no podían contar con carreras universitarias, y muchas otras cosas que, si bien tenían cierta base real, se quedaban sólo en eso.

La conversación con José no apuntaba a tener un desarrollo más interesante. El uso de los acostumbrados calificativos, la falta de lógica en el desarrollo de su discurso, hacían el mini-debate poco atractivo.

Muchos de los jóvenes que hoy acceden al Internet en Cuba están como nuestros hijos que viven en sociedades abiertas, expuestos no solo a la pornografía y otras información deformante, sino además libres para recorrer un mundo que no es el que están enfrentando día a día. Están delante de la antítesis del discurso oficial del gobierno de Cuba.

Depende por donde naveguen, estos jóvenes pueden encontrar cosas tan burdas como los ataques que recibe Cuba de ciertos círculos recalcitrantes cubanos, que lejos de desviarlos en su proyección de su socialismo isleño, los reafirman más, o con información mejor elaborada, más realista, de la cual nunca habían oído hablar. Esto último llama su atención.

Algunos de estos jóvenes con acceso a la Internet, buscan demostrar su convicción revolucionaria defendiendo los argumentos oficialistas en la trinchera informática. Mientras que tengan que vérselas con los oponentes que difieren de ellos 100%, no hay problema; pero cuando encuentran alguien que coincida en alguna medida con algunos de sus presupuestos, entonces empiezan a la confusión. Se dan cuenta que no pueden tratar a estas personas de la misma forma que lo hacen con los recalcitrantes detractores del sistema y empiezan a perder el paso, a no encontrar la vía. En otras palabras, se quedan fuera de programa.

Según avanzaba la discusión, José se iba quedando sin herramientas, su inteligencia le mostraba que empezaba a repetirse, dejando preguntas sin contestar. El muchacho al no poder echar garra a su propio arsenal so pena de salirse de la “liturgia” establecida, queda a merced del oponente, quien quizás sólo lo supera por la libertad personal con que puede expresarse.

Finalmente, me doy cuenta que estaba llevando a José hacia una discusión en la cual él no podía seguir y que además podía perjudicarlo, y que yo, en mi ego por discutir y ganar, estaba encaminándolo a una posición difícil y peligrosa. Cuando recapacito, había dejado a José sin parque para seguir su defensa. Pero José fue inteligente y se retiró, sin decir nada más. Me quedé con el deseo que al menos me dijera gusano, agente enemigo, mafia de Miami, pero no, no dijo nada de eso. José fue educado en su conversación y suficientemente inteligente para percatarse que ninguno de esos calificativos eran propios para mí, pero yo al menos quería tener la certeza de que José no hubiera salido lastimado.
Ernesto 4/12/2007

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