Sunday, February 10, 2008

50 AÑOS Y LA GUAGUA NO PASA

Es lógico que tengamos una gran influencia del medio donde vivimos. Pedirnos entonces poder hacer el mejor juicio, cuando estamos, no solamente influenciados por los medios, el entorno nacional, sino además por los intereses que dominan nuestro diario vivir, sería poco razonable.
Nadie puede bañarse en un mismo rio dos veces, decía Heráclito. Y una vez que salimos de nuestro país, regresamos con una experiencia diferente. Para ser justos, también influenciados por el medio donde vivimos, el entorno internacional (la realidad internacional afecta mucho más en economías abiertas) y los intereses que nos dislocan el diario vivir.
Mirar la realidad de Cuba para los que salimos años atrás es casi ver el partido desde afuera aunque de cierta forma nos sentimos parte del juego.
Creo mucho más en la casualidad histórica que en la maldad humana. Así que, aunque encaje perfectamente en su lugar, pensar que el hambre del pueblo fue un diseño político, en vez de incapacidad, me es difícil de aceptar. En resumidas, para vender bien hay que creer en el producto y casi 50 años al frente de un negocio, aunque a muchos les duela y sea a costa de otros, es éxito.
La verdad es que la necesidad hace que el individuo piense primero en ella antes de ponerse a divagar en libertades, derechos humanos y otros fundamentos que retóricamente se ventilan de uno y otro bando.
Hay una realidad que hiere el fundamento del exilio: el cubano de la Isla no habla de libertad, no habla de caerse el gobierno, no habla de cambio, y en estos momentos, no habla de nada, de nada más que de su vida cotidiana. Puede haber excepciones como en cualquier parte, yo hablo de mayoría. Ah, no me pidan que muestre la encuesta oficial, porque eso no es posible en Cuba, solo puedo decir con lo que me encontré. Si quieren crean, sino sigan masturbándose el cerebro.
Pero, no quiere decir que en Cuba todo sea normal, que el cambio, tránsito, traspaso de poder, como quiere llamársele, transcurre con normalidad porque sería otro error, y esto quizás hiera la fundamentación oficial y de otros crédulos, porque si logras que ese que no habla de nada, si lo llevas a que converse de aquello que no quiere hablar por el grado creciente de frustración que tiene, hable, entonces te vas a encontrar con un individuo, devenido por necesidad en un gran simulador, que espera algo, que espera una mejora en su nivel de vida, empañado por promesas, retóricas, batallas que atacan el pensamiento normal, que largan casi medio siglo.
Vemos que aparte de cierto miedo a un cambio brusco, que ese pueblo no sabe qué otros problemas puede llevarle, porque al menos estos de hoy son conocidos, hay una gran expectativa, encubierta en un gran cansancio social. Y este cansancio es una carga que pesa en el gobierno de hoy, es una llama latente debajo de quienes gobiernan la Isla, que saben están sentados sobre un tanque de gasolina. Gasolina y fuego no son buenos aliados.
No por gusto ni por deseo transcurren ciertos cambios en Cuba. Si bien para los del lado de acá las cosas siguen igual, para los que viven dentro no es así. Sí, pudiéramos hacer una lista de todo lo que no pasa, pero sería no querer ver what it does.
Conversando con un amigo me decía que las cosas en Cuba iban de poco a poco, y me parece que esto es más su deseo que su análisis, porque con la acumulación de necesidades y creer que el pueblo no ve lo que se le esconde, la gran corrupción administrativa, la indecisión del gobierno, que bastante bien lo ha hecho hasta ahora, la discrepancia latente en las esferas de poder, creer que todo esto es totalmente controlable es, de cierto modo, pueril.
Hoy es más fácil comprar a un funcionario y hasta un policía; crece, la ya grande, economía subterránea donde individuos con pequeñas compañías de rent a car particulares compiten con el estado; más obreros se atreven a reclamarle a su director cuánto es su búsqueda fuera del salario; el Partido no es la cualidad única para estar al frente de un negocio estatal; las asambleas se disparan y los tabúes se convierten en preguntas, y las respuestas ridiculizan todavía más la inteligencia popular. La batalla de ideas va perdiendo terreno. Los delitos aumentan a pasos difíciles de controlar. Las estadísticas se esconden por el simple temor de mostralas. La figura numero Uno cada vez más fuera del panorama político. El país cada vez produce menos. Las cifras de desempleo dejan de cuantificarse. Cuando todos estos soportes de lo que hoy pudiera llamarse estabilidad, van perdiendo todavía más firme, qué creen que tengamos.
No es difícil darse cuenta que el escenario político en Cuba pierde terreno, no es difícil ver que cuando Raúl tenga que nombrar un sucesor, ese invalidará otros posibles y que esa unidad que se quiere, esa unidad que existía, fue a costa de la figura de un líder que ya todos saben está acabándose por días. El futuro político incluso para los viejos que gobiernan es incierto.
Una cosa es lo que no quiero que pase y otra no quiero ver lo que pase. Y esto es mucho de lo que sucede, el ser partes del escenario obnubila los sentidos, pero siempre es mejor saber y estar preparados que no querer saber y sorprenderse.
Es difícil predecir qué va a pasar en Cuba, hay miles de teorías, pero hay ciertos factores latentes que llevan a pensar que, al menos, estabilidad política no hay, o al menos, los factores para que se mantega, son inciertos, y esto no es una verdad de fe. Después piensen lo que quiera porque si pasamos 50…quien sabe cuántos más...muchas veces estuve en la parada de la guagua por más de 2 horas, cuando cansado de esperar eché a caminar... finalmente pasó.